Es ahora cuando han vuelto los fantasmas
ahora cuando todo huele a ti
ahora
cuando tengo la certeza de que
no me importa lo que pase.
Ha llegado.
El vino no me ha sabido como antes
tus fotos ya no son como ayer
y esta noche
¡por Dios!,
esta noche he mirado a través
de los cristales y he recordado
la hora exacta
en la que nuestras miradas se cruzaron
que hemos coqueteado por el camino
y hasta que fué bonito mientras duró.
Pero ahora,
ahora que se acaba este verano interminable
que las tormentas llegan
con Septiembre
buscando su lugar,
reconozco que no te he dicho
nunca a la cara lo que pienso.
Y no me queda más tiempo
que el que tarde en ponerse dura
la hoja del calendario marcada con tu nombre,
porque no hay más palabras que las de la última cena
ni más camino que los que aún no hemos andado.
Porque se está difuminando
hasta el más amor
que el que una vez senti tener por ti
aunque solo fuera durante ese instante
el que te ví llorar
aquella tarde gris de Enero
en la que el mundo se paró
cuando vi
que te había imaginado
martes, 30 de agosto de 2011
viernes, 26 de agosto de 2011
Arrival
He vuelto a pasar por
aquella calle
en la que me encontraste
ese día
y apenas han cambiado
los andamios de sitio,
quería que lo supieras.
y como aquel día
algo me ha hecho girar
bruscamente la cabeza
y por un instante he pensado
que eras tú.
Un instante
en el que el humo del cigarro
que iba fumando
se ha detenido en mi garganta
y me ha recordado
el sabor que tienen las palabras
el olor de tu sonrisa
el tacto de una ausencia.
He cruzado con el semáforo en rojo
y cuando he llegado al otro lado
he mirado el calendario
y he sabido
que con esperar un día más
volveríamos a hablar de amor
a la una en punto
con la botella ya vacía
el libro aún cerrado
y sintiéndonos
siempre
un par de desconocidos
que con sigilo se miran
a la cara
y se saben
destinados
a tener que recordarse.
.
aquella calle
en la que me encontraste
ese día
y apenas han cambiado
los andamios de sitio,
quería que lo supieras.
y como aquel día
algo me ha hecho girar
bruscamente la cabeza
y por un instante he pensado
que eras tú.
Un instante
en el que el humo del cigarro
que iba fumando
se ha detenido en mi garganta
y me ha recordado
el sabor que tienen las palabras
el olor de tu sonrisa
el tacto de una ausencia.
He cruzado con el semáforo en rojo
y cuando he llegado al otro lado
he mirado el calendario
y he sabido
que con esperar un día más
volveríamos a hablar de amor
a la una en punto
con la botella ya vacía
el libro aún cerrado
y sintiéndonos
siempre
un par de desconocidos
que con sigilo se miran
a la cara
y se saben
destinados
a tener que recordarse.
.
miércoles, 24 de agosto de 2011
Antonio
Escribo y te pienso
mientras zorreo y pienso un poco más
en esta ciudad
que ha dejado de mirarme como tú
pero que huele a ti
y me sabe
y me come
a besos de vino blanco
Aún no sé dónde terminarán mi huesos
que con esta edad, preciosa,
cada día me recuerdan que
los años no pasan en balde
que soy feliz aquí
que lo pasado pasado está
que son una y muchas las esquinas
en las que te espero
Debo y quiero cerrar los ojos
para recordar la última vez que te busqué
con la mirada
Puedo y voy a mantener el tipo de chulo putas
que a veces
me encuentro en el bar
donde todo me recuerda a ti
y con quien nunca he estado.
No tiene nombre esta ciudad
con uno no sería suficiente
con uno querrías más
uno más, me dirías esa noche
y un poco más, de tiempo...
Y me iré de aquí y tú te irás
con las mismas ganas que viniste
pero más puta que nunca
habiendo usado el pasillo
para tenerme y tenerte
temblando entre mis brazos
y las sábanas.
A duras penas
he pedido una copa
cuando unos ojos
que no son tuyos
me decían que ayer
mientras dormía
mencionaba tu nombre en lágrimas.
y que lloraron de pena y amor conmigo.
Porque allá donde voy
creo que no hablaré de ti
te guardaré en el bolsillo del abrigo
y cuando tenga frío
te cogeré la mano y te diré
hoy, por fin, nos vamos a la cama.
mientras zorreo y pienso un poco más
en esta ciudad
que ha dejado de mirarme como tú
pero que huele a ti
y me sabe
y me come
a besos de vino blanco
Aún no sé dónde terminarán mi huesos
que con esta edad, preciosa,
cada día me recuerdan que
los años no pasan en balde
que soy feliz aquí
que lo pasado pasado está
que son una y muchas las esquinas
en las que te espero
Debo y quiero cerrar los ojos
para recordar la última vez que te busqué
con la mirada
Puedo y voy a mantener el tipo de chulo putas
que a veces
me encuentro en el bar
donde todo me recuerda a ti
y con quien nunca he estado.
No tiene nombre esta ciudad
con uno no sería suficiente
con uno querrías más
uno más, me dirías esa noche
y un poco más, de tiempo...
Y me iré de aquí y tú te irás
con las mismas ganas que viniste
pero más puta que nunca
habiendo usado el pasillo
para tenerme y tenerte
temblando entre mis brazos
y las sábanas.
A duras penas
he pedido una copa
cuando unos ojos
que no son tuyos
me decían que ayer
mientras dormía
mencionaba tu nombre en lágrimas.
y que lloraron de pena y amor conmigo.
Porque allá donde voy
creo que no hablaré de ti
te guardaré en el bolsillo del abrigo
y cuando tenga frío
te cogeré la mano y te diré
hoy, por fin, nos vamos a la cama.
jueves, 18 de agosto de 2011
GRITO HACIA ROMA, DE FEDERICO GARCÍA LORCA.
Grito hacia Roma
Desde la torre del Crysler Building
Manzanas levemente heridas
por los finos espadines de plata,
nubes rasgadas por una mano de coral
que lleva en el dorso una almendra de fuego,
peces de arsénico como tiburones,
tiburones como gotas de llanto para cegar una multitud,
rosas que hieren
y agujas instaladas en los caños de la sangre,
mundos enemigos y amores cubiertos de gusanos
caerán sobre ti. Caerán sobre la gran cúpula
que untan de aceite las lenguas militares
donde un hombre se orina en una deslumbrante paloma
y escupe carbón machacado
rodeado de miles de campanillas.
Porque ya no hay quien reparta el pan ni el vino,
ni quien cultive hierbas en la boca del muerto,
ni quien abra los linos del reposo,
ni quien llore por las heridas de los elefantes.
No hay más que un millón de herreros
forjando cadenas para los niños que han de venir.
No hay más que un millón de carpinteros
que hacen ataúdes sin cruz.
No hay más que un gentío de lamentos
que se abren las ropas en espera de la bala.
El hombre que desprecia la paloma debía hablar,
debía gritar desnudo entre las columnas,
y ponerse una inyección para adquirir la lepra
y llorar un llanto tan terrible
que disolviera sus anillos y sus teléfonos de diamante.
Pero el hombre vestido de blanco
ignora el misterio de la espiga,
ignora el gemido de la parturienta,
ignora que Cristo puede dar agua todavía,
ignora que la moneda quema el beso de prodigio
y da la sangre del cordero al pico idiota del faisán.
Los maestros enseñan a los niños
una luz maravillosa que viene del monte;
pero lo que llega es una reunión de cloacas
donde gritan las oscuras ninfas del cólera.
Los maestros señalan con devoción las enormes cúpulas sahumadas;
pero debajo de las estatuas no hay amor,
no hay amor bajo los ojos de cristal definitivo.
El amor está en las carnes desgarradas por la sed,
en la choza diminuta que lucha con la inundación;
el amor está en los fosos donde luchan las sierpes del hambre,
en el triste mar que mece los cadáveres de las gaviotas
y en el oscurísimo beso punzante debajo de las almohadas.
Pero el viejo de las manos traslucidas
dirá: amor, amor, amor,
aclamado por millones de moribundos;
dirá: amor, amor, amor,
entre el tisú estremecido de ternura;
dirá: paz, paz, paz,
entre el tirite de cuchillos y melones de dinamita;
dirá: amor, amor, amor,
hasta que se le pongan de plata los labios.
Mientras tanto, mientras tanto, ¡ay!, mientras tanto,
los negros que sacan las escupideras,
los muchachos que tiemblan bajo el terror pálido de los directores,
las mujeres ahogadas en aceites minerales,
la muchedumbre de martillo, de violín o de nube,
ha de gritar aunque le estrellen los sesos en el muro,
ha de gritar frente a las cúpulas,
ha de gritar loca de fuego,
ha de gritar loca de nieve,
ha de gritar con la cabeza llena de excremento,
ha de gritar como todas las noches juntas,
ha de gritar con voz tan desgarrada
hasta que las ciudades tiemblen como niñas
y rompan las prisiones del aceite y la música,
porque queremos el pan nuestro de cada día,
flor de aliso y perenne ternura desgranada,
porque queremos que se cumpla la voluntad de la Tierra
que da sus frutos para todos.
Desde la torre del Crysler Building
Manzanas levemente heridas
por los finos espadines de plata,
nubes rasgadas por una mano de coral
que lleva en el dorso una almendra de fuego,
peces de arsénico como tiburones,
tiburones como gotas de llanto para cegar una multitud,
rosas que hieren
y agujas instaladas en los caños de la sangre,
mundos enemigos y amores cubiertos de gusanos
caerán sobre ti. Caerán sobre la gran cúpula
que untan de aceite las lenguas militares
donde un hombre se orina en una deslumbrante paloma
y escupe carbón machacado
rodeado de miles de campanillas.
Porque ya no hay quien reparta el pan ni el vino,
ni quien cultive hierbas en la boca del muerto,
ni quien abra los linos del reposo,
ni quien llore por las heridas de los elefantes.
No hay más que un millón de herreros
forjando cadenas para los niños que han de venir.
No hay más que un millón de carpinteros
que hacen ataúdes sin cruz.
No hay más que un gentío de lamentos
que se abren las ropas en espera de la bala.
El hombre que desprecia la paloma debía hablar,
debía gritar desnudo entre las columnas,
y ponerse una inyección para adquirir la lepra
y llorar un llanto tan terrible
que disolviera sus anillos y sus teléfonos de diamante.
Pero el hombre vestido de blanco
ignora el misterio de la espiga,
ignora el gemido de la parturienta,
ignora que Cristo puede dar agua todavía,
ignora que la moneda quema el beso de prodigio
y da la sangre del cordero al pico idiota del faisán.
Los maestros enseñan a los niños
una luz maravillosa que viene del monte;
pero lo que llega es una reunión de cloacas
donde gritan las oscuras ninfas del cólera.
Los maestros señalan con devoción las enormes cúpulas sahumadas;
pero debajo de las estatuas no hay amor,
no hay amor bajo los ojos de cristal definitivo.
El amor está en las carnes desgarradas por la sed,
en la choza diminuta que lucha con la inundación;
el amor está en los fosos donde luchan las sierpes del hambre,
en el triste mar que mece los cadáveres de las gaviotas
y en el oscurísimo beso punzante debajo de las almohadas.
Pero el viejo de las manos traslucidas
dirá: amor, amor, amor,
aclamado por millones de moribundos;
dirá: amor, amor, amor,
entre el tisú estremecido de ternura;
dirá: paz, paz, paz,
entre el tirite de cuchillos y melones de dinamita;
dirá: amor, amor, amor,
hasta que se le pongan de plata los labios.
Mientras tanto, mientras tanto, ¡ay!, mientras tanto,
los negros que sacan las escupideras,
los muchachos que tiemblan bajo el terror pálido de los directores,
las mujeres ahogadas en aceites minerales,
la muchedumbre de martillo, de violín o de nube,
ha de gritar aunque le estrellen los sesos en el muro,
ha de gritar frente a las cúpulas,
ha de gritar loca de fuego,
ha de gritar loca de nieve,
ha de gritar con la cabeza llena de excremento,
ha de gritar como todas las noches juntas,
ha de gritar con voz tan desgarrada
hasta que las ciudades tiemblen como niñas
y rompan las prisiones del aceite y la música,
porque queremos el pan nuestro de cada día,
flor de aliso y perenne ternura desgranada,
porque queremos que se cumpla la voluntad de la Tierra
que da sus frutos para todos.
martes, 16 de agosto de 2011
Jaque mate
" Si alguna vez la vida te maltrata
acuérdate de mí
que no puede cansarse de esperar
aquel que no se cansa de mirarte". LGM
¡Eh!
escucha atentamente
Me he cansado de esperar
pero no de mirarte
Porque mira que es raro
esto de que ahora
seas tú quien
me espera a mí.
De cojones.
Y yo que lo vea.
acuérdate de mí
que no puede cansarse de esperar
aquel que no se cansa de mirarte". LGM
¡Eh!
escucha atentamente
Me he cansado de esperar
pero no de mirarte
Porque mira que es raro
esto de que ahora
seas tú quien
me espera a mí.
De cojones.
Y yo que lo vea.
sábado, 13 de agosto de 2011
40 grados
Amor
no sé si lloras porque no
y si lloras porque sí
De todos modos
aún queda toda la noche
y muchas más preguntas
Me ducho
y más fresca
vuelvo
no sé si lloras porque no
y si lloras porque sí
De todos modos
aún queda toda la noche
y muchas más preguntas
Me ducho
y más fresca
vuelvo
domingo, 7 de agosto de 2011
Roma
" Escribir no salva, pero alivia".
Jaime Gil
Escribir no salva
pero hablar contigo
es como aliviar el sexo
una tarde aburrida de domingo
cuando no hay nada más que hacer
que ver la película de antena 3,
que, casualmente, como tú,
viene a pasar el fin de semana
a una cama triste que sí, huele bien,
pero que hace mucho
que nadie suda en ella.
Me alivia también saber que existes
de viernes a domingo
y me humedezco
al pensar en tu mano en mi espalda
en tu dedo en mi boca
en los labios jadeantes por exceso de caricias.
Así esta pasando este estío
al que adoro como un becerro de oro
a punto de fundirse.
Mientras, desde no sé en que barco,
cercano a no sé cual isla
te acuerdas de mi, lo sé
y no me importa.
Sabrás cuando aquí estés
que el ventilador del techo
es lo que me ha mantenido
despierta todos estos días
esperando tu regreso.
Y nos iremos de aquí
a otro lugar.
Y seguiremos.
Y cambiaremos las sábanas
que oleran tan bien
y sudaremos.
Y te irás de nuevo
en otro barco
y yo
buscaré quizá algo de alivio
aunque use para ello tus palabras
y deba decir lo mucho que te quiero.
Jaime Gil
Escribir no salva
pero hablar contigo
es como aliviar el sexo
una tarde aburrida de domingo
cuando no hay nada más que hacer
que ver la película de antena 3,
que, casualmente, como tú,
viene a pasar el fin de semana
a una cama triste que sí, huele bien,
pero que hace mucho
que nadie suda en ella.
Me alivia también saber que existes
de viernes a domingo
y me humedezco
al pensar en tu mano en mi espalda
en tu dedo en mi boca
en los labios jadeantes por exceso de caricias.
Así esta pasando este estío
al que adoro como un becerro de oro
a punto de fundirse.
Mientras, desde no sé en que barco,
cercano a no sé cual isla
te acuerdas de mi, lo sé
y no me importa.
Sabrás cuando aquí estés
que el ventilador del techo
es lo que me ha mantenido
despierta todos estos días
esperando tu regreso.
Y nos iremos de aquí
a otro lugar.
Y seguiremos.
Y cambiaremos las sábanas
que oleran tan bien
y sudaremos.
Y te irás de nuevo
en otro barco
y yo
buscaré quizá algo de alivio
aunque use para ello tus palabras
y deba decir lo mucho que te quiero.
viernes, 5 de agosto de 2011
Lefties
Esta inveterada capacidad tuya para estar
en mi cabeza
no me permite hacer otra cosa que pensar que
es una señal
para que recuerde el último día
que te vi
y me alegre por ello.
Qué
harta
me
tenías.......
Algún día me la presentas
y te digo
si es tan como yo o si se queda
en el intento
Más
barata
seguro
Así que sales ganando
(insulto
a
elegir)
en mi cabeza
no me permite hacer otra cosa que pensar que
es una señal
para que recuerde el último día
que te vi
y me alegre por ello.
Qué
harta
me
tenías.......
Algún día me la presentas
y te digo
si es tan como yo o si se queda
en el intento
Más
barata
seguro
Así que sales ganando
(insulto
a
elegir)
lunes, 1 de agosto de 2011
Jorge Díaz Martínez
Qué sola la Parra
sin ti
sin mi
sin seres siendo
valleinclanes
Luces apagadas
nos valen para leer
unas reglas del arte
en el idioma del amor
las que sean
Con un amor ascético
tan estético
que el libro que escribamos
se usará en clases de Filosofía
Cuántica.
Eres mi primera vez
y mi última.
sin ti
sin mi
sin seres siendo
valleinclanes
Luces apagadas
nos valen para leer
unas reglas del arte
en el idioma del amor
las que sean
Con un amor ascético
tan estético
que el libro que escribamos
se usará en clases de Filosofía
Cuántica.
Eres mi primera vez
y mi última.
Tiempos verbales
Yo te echo de menos
Tú has dejado de llamar
Él me escribe en portugués
Ella está aislada
Nosotros nos veremos pronto
Vosotros viviréis siempre
Ellos heredarán la tierra
Personas
Pronombres
Vidas
Tú has dejado de llamar
Él me escribe en portugués
Ella está aislada
Nosotros nos veremos pronto
Vosotros viviréis siempre
Ellos heredarán la tierra
Personas
Pronombres
Vidas
Suscribirse a:
Entradas (Atom)